NAVEGA EN VELERO Y RESPIRA
El aire del mar, es rico en iones negativos, unas partículas cargadas energéticamente que, al contrario de los positivos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo: relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación produce sensación de bienestar. A menos de 100 metros del mar la cantidad de iones negativos que hay en el aire ya es de 50.000 por metro cúbico, una cifra alta si tenemos en cuenta que en las ciudades no suele pasar de 500.
INHALA UNA ATMÓSFERA PURA
El aire del mar también actúa como un auténtico aerosol, enviando gran cantidad de micropartículas a la atmósfera. Son pequeñas gotas de 20 a 100 micras cargadas de oligoelementos que absorbemos rápidamente a través de los alveolos pulmonares. Uno de estos elementos es el yodo. Cuando el mar está agitado, la cantidad de micropartículas es diez veces mayor. Asimismo, el mar es un productor de ozono natural, un agente que purifica el aire gracias a sus propiedades antisépticas.
Por otro lado, la presión atmosférica es máxima al nivel del mar y la cantidad de oxígeno mayor, lo que se traduce en una oxigenación más activa del organismo, que tiene una acción sedativa y ralentiza el ritmo respiratorio. Este efecto ayuda a recuperarse y a reemprender la actividad tras un periodo de sedentarismo, convalecencia de alguna enfermedad o aliviar los signos de estrés.
El aire del mar es el mismo en las distintas zonas geográficas. Sin embargo, a la hora de escoger un lugar hay que tener en cuenta la estación del año y el clima. El Atlántico en invierno no se aconseja para hacer una cura de reposo, pero es muy tonificante. El Mediterráneo, en cambio, ofrece un clima suave ideal para el descanso.