Participamos un año más en la Regata Ophiusa con el REBELDE, ésta era la XI Edición y la tónica fue el predominio de las calmas, por lo que convertía una vez más a esta regata en un evento en el que se precisa de anticipación y técnica, puesto que el recorrido tiene la particularidad de no ir de un punto a otro de la carta, sino que obliga a salvar la isla de Ibiza con sus socaires y sus vientos diferentes por uno u otro lado.
Esta particularidad nos dejó sin viento y flotando en el mar durante varias horas, así que despues de pasar una noche agotadora en busca de vientos flojos y hacer mover el barco a las 8 de la mañana del viernes se abandonó la regata arrancando motor para llegar a Formentera a una hora prudente, descansar y disfrutar de la otra cara del viaje. Muchos otros barcos fueros los que abandonaron tambien, pero quedaban días y había que aprovechar.
Una vez en tierra nos deleitamos con una ducha caliente y una cena sencilla pero reconfortante.
El sábado por la mañana nos reunimos con la tripulación del Gota de Rocío, ésta desde un principio no participaba de la regata y su ruta transcurrió navegando a vela mientras había viento. A la mañana siguente llegaron a la famosa cala de Benirras donde fondearon solos y disfrutaron de un baño y un buen almuerzo a primeras horas de la mañana. Al medio día navegaron hasta Formentera donde disfrutaron tambien de un tranquilo atardecer en una cala protegida .
El sábado por la mañana se juntaron las dos tripulaciones de los barcos y compartieron la excursión motorizada por la isla de Formentera.
Todo un placer recorrer sus estrechas carreteras y caminos en busca del lugar más insigne de la isla. Clausuramos la excursión con plato de paella conjunta para las dos tripulaciones, risas y compartición de experiencias nos acompañaron hasta la puesta de sol.
Cena, unas copitas y buen ambiente nocturno con otras tripulaciones hasta altas horas… con fiesta incluida.
La travesía de regreso fue rápida y acompañada por el viento que nos faltó a la ida, prácticamente todo a vela. Únicamente cabe destacar un pequeño chubasco que nos calló encima antes de llegar a Vilanova , anécdota que da un toque de emoción a un regreso a casa fluido y relajado.
Una vez más, ya en Vilanova, al desembarcar, nos rondaba a todos la misma pregunta ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar hasta el próximo embarque? Bueno… Esperamos que no demasiado!